Hoy en día existe una búsqueda por democratizar los espacios de trabajo, y la gran mayoría de las nuevas oficinas cuenta con un gran espacio de trabajo en donde ya no podemos distinguir el cargo por el tamaño del escritorio. La realidad es que ni un extremo es bueno. Tradicionalmente se optaba por dividir prácticamente todas las actividades de una empresa, lo que generaba una alta privacidad pero una baja interacción entre las partes. Y un gran espacio abierto de trabajo, genera un dinámica obligada de mayor interacción la cual puede ir en desmedro de la concentración.